¿Cómo viene trabajando el Programa Nacional de Acridios del Senasa?
El eje fundamental de este Programa, a cargo de la Dirección de Sanidad Vegetal, dependiente de la Dirección Nacional de Protección Vegetal, es lo que denominamos manejo preventivo, que consiste en lo que es la vigilancia permanente a través del monitoreo permanente, fundamentalmente el control temprano. Este es el eje del manejo de langostas y saltamontes a nivel mundial para que no pase lo que, justamente, está pasando ahora: que tengamos grandes extensiones poblacionales de mangas de langostas girando por toda la región de Sudamérica, donde han superado todo tipo de umbrales a niveles de plaga que las tornan inmanejables.
El principal objetivo es trabajar en el marco preventivo, la comunicación y lo relacionado a la coordinación con organismos de investigación, para tratar de hacer ciencia aplicada a una parte del programa dedicada al análisis de información, para ser mas exhaustivos y exactos con lo relacionado al monitoreo. Pero siempre con el énfasis en destacar y sostener en el tiempo el manejo preventivo.
¿Cuáles son las herramientas de control de langostas con las que contamos en el país?
Actualmente, en Argentina la única herramienta disponible es el control químico. Una de las grandes falencias que tenemos aquí y el resto de Sudamérica es el control biológico. En mi caso particular, vengo trabajando en el control de langosta desde 2012 y hemos tenido varios avances, pero lamentablemente no disponemos aún de un producto que se pueda aplicar de forma masiva sin que termine la etapa de experimentación. Uno de los grandes desafíos es contar con esta herramienta, que en el manejo preventivo nos es una más, sino un instrumento clave para hacer un correcto manejo de la plaga.
Lo que pasa con el tema langosta es que hubo 60 años de recesión y de silencio en el que la plaga no apareció, y durante esos años no hubo acciones de investigación, porque básicamente no se decidió hacerlo. La plaga estaba. Estaba en una parte de Argentina, La Rioja, Catamarca, parte de Córdoba e incluso parte de Santiago del Estero, pero no había grandes poblaciones, por lo cual no era un problema tan relevante.
Ahora estamos tratando de articular con el INTA para desarrollar investigaciones que son necesarias para mejorar todo el sistema de manejo. Porque hoy, más allá de una acción de control cultural que se pueda hacer, no se soluciona el problema. Claramente se requiere el control químico para bajar estas mangas de insectos que están sobre todo en el noroeste argentino.
Ustedes analizan la dinámica poblacional de las langostas y tucuras y la vuelcan en un mapa acridiano nacional ¿Qué muestra ese mapa?
Estamos trabajando en un mapeo de forma constante para analizar la situación de la plaga, con el fin de determinar las causas que llevan a la dispersión de la población de insectos y de lograr implementar un sistema de predicción. Es decir, cómo avanza esta, comparando los años futuros con los presentes. Los mapas, disponibles de maneral digital y acceso abierto, son dinámicos y muestran dónde estuvo y dónde no estuvo la plaga, cómo está moviéndose, cómo avanza. Los tratamos de actualizar de manera periódica, con el objetivo de no solo hacer análisis internos (comparando rutas migratorias del pasado con el presente, por ejemplo), sino también para que los productores puedan saber dónde está la manga y cuán lejos de su campo. Tenemos asimismo un mapa donde definimos niveles de riesgo, debido a que la langosta es una plaga migratoria y fronteriza que recorre grandes distancias. Estamos hablando de hasta 150 km en un día. Claramente vamos analizando ese riesgo de ingreso tomando como consideración fundamentalmente factores climáticos como el viento y la temperatura.
¿Qué muestra el mapa en estos primeros días de agosto?
Muestra una manga que ha sido controlada en Entre Ríos, pero aún se sigue vigilando la zona. Después tenemos otras cinco mangas más inactivas, y datos de una sexta. Pero son cinco las que están distribuidas en la zona del NOA: dos en Santiago del Estero, una en Chaco en el límite con Santiago y Salta, una en Tucumán y al menos una más en Salta. Cambió la condición de Tucumán, que estaba bajo un área de amenaza sin que ingresara la plaga; pero se comprobó el ingreso y cambio el status a “peligro”, denominación que básicamente se asocia a invasión y ataque de cultivos por parte de las langostas.
¿Se registraron daños?
No hubo arrasamiento de cultivos de manera masiva en los últimos cinco años ni daños puntuales. Tampoco los hubo este año en toda la región del NOA. Esto no quiere decir que no hayan existido; seguramente, si existieron fueron daños menores. De lo contrario ya hubiéramos tenido la información de primera mano.
Una vez que la manga de langostas ha ingresado ¿Qué se hace?
Es muy difícil dominar una manga de millones de insectos, pero el objetivo claro es controlarla. Lo que estamos enfrentando hoy es una situación un poco más complicada, si se compara con años anteriores, determinada por la pandemia. Esta situación de Covid no nos permite trabajar de la manera usual, que es trasladarnos detrás de la manga, por lo que estamos más que nunca alineados con productores de las provincias para ver cómo nos complementamos e implementamos el control. Las poblaciones de langostas afectan a los productores de grano, pero también a los ganaderos, ya que es una plaga que se posa sobre cobertura y pastizales. Los productores saben que no es la primera vez que recibimos invasiones. Estas seis o siete mangas ingresaron a la Argentina, al igual que en 2015 y 2017, desde afuera, a través de las fronteras de Bolivia y Paraguay. Siempre destacamos que junto a los productores y las provincias hemos logrado controlar las ocho mangas que ingresaron el año pasado, y que se terminamos de hacerlo entre marzo y abril de este año. Tuvimos a partir de eso un tiempo de descanso para hacer trabajo preventivo, pero los insectos volvieron a ingresar poco tiempo después.
¿Los productores cuentan con un manual para el control?
Hay un manual de procedimiento general para el control que los productores tienen a su disposición, donde disponen de toda la información para actuar de manera rápida, que es lo que requiere esta plaga. No hay mucho tiempo para decidir, de modo que es importante que estén preparados y al tanto de los reportes que brinda el Senasa. Saber dónde está avanzando la plaga y, en caso de que la plaga llegue a su campo, el productor tiene la posibilidad de realizar un control químico con la mayor premura. Debe avisar al Senasa antes o después del avance, es indistinto. En caso de hacer el control, hay un manual atado a las resoluciones, por lo cual hay toda una cobertura legal para que pueda hacer el control sin el desplazamiento de un ingeniero agrónomo, y ante cualquier consulta puede remitirse a nosotros. Recalco esto porque hay un mensaje de confusión de que si viene una manga de langostas hay que avisar primero y después controlar: es importante que nos avisen, pero más importante es controlar la plaga.
Dada la particularidad de la plaga y su extensión ¿existen niveles de articulación interjurisdiccionales?
Tenemos una buena articulación, hemos conformado un Comité de Crisis Nacional que convocamos de manera asidua cando hay que comunicar acciones, o cuando cambia la situación y tienen que tomarse decisiones de manera conjunta. Ahí participan el Senasa, ministerios de la nación, provincias, municipios y productores; también nos acompaña el INTA. Luego, hay comités de crisis a niveles locales; en Salta y Jujuy se pueden reunir, porque tienen una zona común; y lo mismo para Tucumán y Catamarca.
Teléfono: (011) 4121-5247
E-mail: acridios@senasa.gob.ar