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Revista Avance
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La “odisea” del nacimiento de la EEAOC

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Título del Libro 1: La Industria Azucarera – Pasado y Presente Autor: Emilio Schleh | Edición: Buenos Aires – 1910

Título del libro 2: En el Mañana Hoy – 100 Años 1909-2009 EEAOC Autores: varios Edición: Tucumán – 2009

 Título 3: Diario La Gaceta de Tucumán Columna de Carlos Páez de la Torre (h)

Para conocer la historia de la industria azucarera en Argentina, la obra del tucumano Emilio Schleh (1884-1965) es un legado ineludible de textos periodísticos y de investigación, entre ellos los libros La Industria Azucarera – Pasado y Presente (1910), Cincuentenario del Centro Azucarero Argentino (1944) y La Industria Azucarera en su primer centenario, 1821-1921 (1921).

Hijo de un alemán y una tucumana de Trancas, Schleh reconstruyó el derrotero de nuestra principal actividad industrial, y sus obras constituyen una fuente inestimable para los historiadores, entre ellos Carlos Páez de la Torre (h), quien afirma que “una gran deuda tiene la historia de la industria azucarera tucumana y regional con don Emilio Schleh”.

En la obra La Industria Azucarera…, repasa Schleh el desarrollo de la actividad industrial desde que la caña fue traída al continente americano por los españoles a fines del siglo XV hasta los inicios del siglo XX, en los tiempos en que se creó la Estación Experimental Agrícola de Tucumán (EEAT), primera denominación de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC).

 

Anota Schleh, a poco de haberse creado la EEAT el 27 de julio de 1909, que “habiendo llegado la industria azucarera al grado de adelanto actual, se imponía la creación de un instituto científico donde se estudiase todo lo relativo a su mayor progreso, sin las trabas que originan la ignorancia y el rutinarismo”.

Pero no todo fue bienvenida y puertas abiertas para la nueva institución. Señala Schleh que fue la actitud de Don Alfredo Guzmán, por cuya iniciativa desde el senado provincial había sido creada la EEAT, la que derribó los cuestionamientos de que se trataba de “un experimento dudoso”. En el libro En el mañana, hoy, publicado en ocasión del los 100 años de la EEAOC, se lee: “El propio Guzmán relató ‘la odisea’ que sufrió la creación de la EEAT. Según explicó en una carta, ‘se evitó su destrucción gracias a una previsión mía que consistió en realizar los contratos con intervención de gobiernos extranjeros’. Algunos sostenían que la EEAT debía ser transformada en una escuela agrícola, pero su creador se opuso y la defendió como un instituto agro-técnico. Una de las luchas más intensas que sostuvo Guzmán fue contra quienes insistían en que la EEAT debía ser una especie de escuela agrícola. Él sostenía que las personas que criticaban la Estación no diferenciaban entre una escuela y un instituto agro-técnico, como era el establecimiento que él impulsaba, destinado a realizar de manera específica estudios y servicios científicos. Ese era el verdadero concepto del término Estación Experimental Agrícola en distintos países”.

Dotado de alta practicidad y espíritu emprendedor, Guzmán impuso su idea acompañada de contribuciones materiales y aportes de su propio dinero, junto con la donación de semillas, plantas y una gran colección de citrus enviada desde la Quinta Guillermina. Y el propio desarrollo de los acontecimientos consolidó, pocos años después, la visión de su impulsor, cuando la EEAT salvó a la industria azucarera nacional de la disminución de la producción causada por la enfermedad del mosaico, entre 1914 y 1916, cuando las cepas criollas se extinguieron.

En un artículo del diario La Gaceta de Tucumán del 17 de julio de 2015, el historiador Páez de la Torre (h) replica fragmentos de una carta del doctor William Cross, director de la EEAT entre 1916 y 1946 y uno de los grandes protagonistas de la EEAT en ese tiempo, sobre las iniciales resistencias a la Estación. La misiva es de 1941, cuando Cross celebraba las bodas de plata al frente de la Estación y en respuesta a una salutación que por ese motivo le había hecho llegar el doctor Alberto Rougés. Responde Cross: “Efectivamente, como usted dice, la institución ha pasado por tiempos bastante difíciles: inclusive momentos en que el Gobierno pensaba suprimirla; o convertirla en una cárcel penitenciaria; o ponerla bajo la administración de reparticiones burocráticas, etcétera, y muchos períodos en que escaseaban tanto los fondos, que era muy difícil mantener la buena marcha de la Estación”. Mencionaba además Cross un proyecto del gobernador Juan Bautista Bascary de suprimir la Estación, iniciativa “que usted pudo bochar, haciendo intervenir ante el gobernador al entonces poderoso señor (Máximo) Hagemann”, presidente de la Compañía Azucarera Tucumana.

El libro del centenario de la EEAOC redondea que con el triunfo sobre el mosaico “cedió la apatía hacia la institución y empezó a cambiar la historia”.

 

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