Perspectiva sucroalcoholera.
Entrevista al Ing. Jorge Feijóo, presidente del Centro Azucarero Argentino
Con 43 votos a favor y 19 en contra, se aprobó en el Senado de la Nación el texto de la nueva Ley de Biocombustibles que había obtenido la media sanción en la sesión de la Cámara de Diputados de la Nación del jueves 1º de julio de 2021. El texto de la nueva norma prevé una reducción al 5% del corte de gasoil con biodiesel y mantiene el 12% para el bioetanol, ya establecido en la Ley Nº 26.093 hasta ahora vigente, repartido en partes iguales entre el de maíz y el de azúcar.
La participación del Centro Azucarero Argentino en las consultas previas a la redacción del proyecto finalmente aprobado en el Senado habría incidido en el sostenimiento de la participación del sector sucroalcoholero en la producción de esta necesaria alternativa energética.
AA. Usted ha tenido una activa participación en los debates en relación con ese proyecto, inclusive con dos intervenciones en la Cámara de Diputados, ¿Cómo impacta en el sector azucarero?
JF. Desde que comenzaron a considerarse los lineamientos generales, inclusive antes de conocerse el proyecto en sí, el Centro Azucarero Argentino planteó ante la Comisión de Energía y los impulsores del proyecto nueve pautas o requerimientos, cinco de interés general para los biocombustibles y cuatro específicos para el sector azucarero. Fue un trabajo intenso y, como expresé en la reunión conjunta de las comisiones de Energía y Presupuesto de la Cámara de Diputados, hemos sido escuchados y todos los planteos fueron recogidos en el proyecto que en la madrugada del 16 de julio aprobó finalmente la Cámara de Senadores.
AA. ¿Cuáles son esas pautas que planteó el Centro Azucarero Argentino?
JF. Los requerimientos de interés general para los biocombustibles son: (i) los Bios que se destinen al régimen del corte obligatorio con los combustibles fósiles deben ser de producción nacional y materia prima nacional; (ii) quienes mezclan y distribuyen (la refinerías de petróleo) no producen Bios; (iii) los Bios permanecen no alcanzados por los impuestos específicos de los hidrocarburos, es decir, los impuestos a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono; (iv) corte del bioetanol en naftas al 12%; y (v) la previsión de un programa de sustitución de las importaciones de combustibles fósiles, por fuera del corte obligatorio.
En cuanto a los planteos de interés específico del sector azucarero, (i) la mitad del corte obligatorio de bioetanol en naftas, el 6%, corresponde a caña de azúcar, es mínimo y puede ser elevado; (ii) si hubiere reducción del corte al bioetanol de caña por razones de una eventual escasez, éste debe ser transitorio; (iii) el volumen y el precio regulado para el bioetanol de caña, éste puesto en planta productora y basado en su costo y una cierta utilidad; (iv) mantener los cupos de abastecimiento actuales de cada ingenio.
AA. ¿Contempla todos estos puntos la nueva Ley sancionada finalmente por la Cámara de Senadores?
JF. Así es, por eso el Centro Azucarero Argentino ha expresado su conformidad con el proyecto que, en resumen, admite que el bioetanol es esencial para la sostenibilidad económica de la actividad, y en el texto se mantienen las condiciones actuales para el sector, en algún sentido garantizándolas en la ley, como la distribución de un 50% entre el bioetanol de caña de azúcar y maíz, y se conservan las perspectivas de crecimiento, tanto por incremento de corte como por la sustitución de importaciones.
AA. ¿Qué tan significativas son las importaciones de combustibles de origen fósil?
JF. Importante pregunta, porque ayuda a esclarecer varios aspectos. En los últimos tres años previos a la pandemia, es decir, entre 2017 y 2019, se importó un promedio que supera los 500 mil metros cúbicos al año. En esos tres años, el abastecimiento del bioetanol para su mezcla con naftas estuvo en el orden del 1.063.000 m3 / año, es decir que, si el corte fuera incrementado en un 50%, se podría evitar el destino de divisas a la importación de naftas, con dos consideraciones no menores: sin afectar la producción de combustibles fósiles de origen nacional, que evidentemente no tiene capacidad para atender la demanda interna, por eso se importa; y sin afectar las regalías de las provincias petroleras, porque no las perciben por el combustible importado.
AA. ¿Cuál es, a su juicio, la perspectiva de desarrollo del sector? ¿Otorga este proyecto suficiente certidumbre para apuntalarla en hechos e inversiones concretas?
JF. Si. Desde el punto de vista de la demanda, el corte obligatorio puede seguir creciendo, las refinerías de petróleo podrían mezclar por encima de ese corte tomando bioetanol en el mercado -que puede ser conveniente para ellas- y hay que considerar también el potencial que abre un plan de sustitución de importaciones. La industria sucroalcoholera tiene una capacidad instalada de 700.000 m3 / año, lo que le permitiría responder a esas posibilidades de mayor producción.